jueves, 12 de abril de 2012

La pesadilla

Enormes bosques sin fin, dentro de una penumbra de perdigones destruidos. Saque un cigarro y me adentre con cautela, no era mi idea parecer imprudente, tampoco era que quisiera estar mucho más allí dentro. No sabía donde estaba, ni me interesaba saberlo. Estaba por algún motivo en particular que mi misión, era encontrarlo. El silencio era tan fuerte, que podía escuchar el quemar de mi cigarro con cada pitada que le daba. Oía mis propios sentidos advirtiéndome que me fuera de esa soledad eterna que me rodeaba.


Además de mi propio sonido, algunas voces extrañas parecían ulular maldiciones en torno a mi persona. Pero, hablaban en otro idioma, simplemente eso. En otro día existencial que yo no viví, ni viviría. Lo único que tenía era un cuchillo, pero, era otro de esos items, como todo lo que me rodeaba que no podía entender.


Caminé unos cuantos kilometros antes que mis piernas empezaran a quejarse. En ese momento decidí que lo más sabio sería gritar, para conocer la existencia de otras personas, dentro de lo humano posible.


Grité una, dos y tres veces. Nada, no había señales de personas, como tampoco había de un final del bosque. Los arboles hechos de carbón, parecían tener un rostro y unos ojos, en sus llamas de vida. Ellos me miraban y yo desviaba su atención.


Era como si todo lo que me rodeaba, fuera parte de la misma cosa. Dado que yo debía ser el núcleo de la situación. Solo cuando realmente menos esperaba, escuche el sonido de un disparo, que me sacudió la sien, para ver el terror personificado. Yo mismo, estaba con el arma que me había matado. Cayendo los dos en un sin fin de precipicios eternos y paradójicos. Terminando en mi cama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario