martes, 13 de marzo de 2012

Andrea de Flor de Maroñas (Viejo Verde)

Taz y el medico, nuevo en el caso, apenas si cruzaron miradas. Matías por otra parte, no le sacaba ojo de encima, tenía como un aura de corrupción concreta, era como si la respiración del medico estuviera acompasada por la excitación propia de un caso a la altura de las circunstancias. Ese era el autentico problema, el caso estaba inflado, la gente tenía terror y la televisión era demasiado amarillista. Todo el mundo hablaba del "viejo verde", cosa que ahora, les daba a ellos, la fuerza de justicia uruguaya, un lapso incluso menor de acción. Como Taz había mencionado. No podían ya simplemente balearlo sin tener que llevarse un juicio y diez mil cámaras filmando lo que habían hecho.


Caminaron por el camino de piedra roída y creada de tanto andar. Allá a lo lejos, se veía a un par de policias y un equipo de fotografos, separados por una linea de seguridad. Los periodistas centraron la mirada en el "jugador estrella". Se le tiraron arriba como buitres cerca de una cena prominente y deliciosa.


-¿Alguna declaración al respecto?- le indagó el del canal 12.
-Nada, no tengo comentarios, déjenme hacer mi trabajo, por favor- pero claro, en Uruguay, las cosas no funcionaban igual, eso le daba el doble de fama, sumaba intriga a lo que era.


El cuerpo estaba allí, tal cual Matías lo había encontrado, hasta que el medico no llegara, no había forma de moverlo, debían saber la causa o pistas, in situ. Era la unica forma de hacer un trabajo bien hecho, de las pocas cosas que a Taz le dejaban alterar de la fuerza policial. La cara de la chica, estaba alterada por la tierra, pero la imagen de terror puro y explicito, no podían borrarla. El cuerpo de ella, a medio desvestir, estaba allí, destruido, en cortes precisos. Casi cortes de medico... Taz miró de reojo a su asistente, estaba escondido bajo los lentes, sus puños temblaban. Eso podrían ser tres cosas, placer, miedo o impotencia.


-¿Qué opina Doc?- pregunto Taz para romper el hielo de forma inteligente, obligarlo a hablar presionado era una jugada maestra a la hora de sacar la verdad.
-¿Qué hay que destruir a este monstruo?, no sé que otra cosa espera que opine.
-Me refiero al cuerpo, cadaver mejor dicho- lo dijo de forma sombría, ocultando todos sus pensamientos. Matías retraso un paso de forma sabía. El encuentro de dos titanes estaba casi por armarse, se podía sentir el canal electrico entre ambas miradas.
-Fue violada sin lugar a dudas, de una forma brutal- se acomodo los lentes, perdiendo así la fuerza visual que tenía Taz en el duelo. -Debe ser sadomasoquista con un nivel de gore muy alto. Mira los cortes que lleva, la sangre le excita, no cabe la menor duda. Además, la posición del cuerpo, es alarmante, es casi como si le hubiera roto los huesos con la fuerza pelvica.


Taz contuvo el aliento, ¿realmente había dicho eso?, menudo idiota el doctor. Miró nuevamente al cadaver y anotaba mentalmente todo, sabía que esa imagen le debía atormentar para encontrar cosas que los demás no pudieran. No le importaba no dormir, ese veterano, ese hijo de puta, merecía la peor justicia y justo, él estaba para darsela. Quedo un poco alertado, pero silencio la prueba para sí mismo, le faltaban tres dedos del pie derecho. Tal vez fuera una especie de codigo, las victimas que llevaba en su cuenta (casualmente las mismas que encontraban), pero, para Taz, era un mensaje clarisimo. Quería que él supiera cuantas veces estaba fallando a la hora de justiciar un crimen. Cerro su puño con impotencia y se apronto en tanto el doctor llamaba al equipo forense, ya habían hecho la revisión, ya tenía los datos. Merecía un funeral digno y que sus padres supieran. Como responsable oficial del caso, iría personalmente, estaba acostumbrado a eso, lamentablemente.




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