No
importaba cuantas veces había ganado, ni cuantas veces había perdido. La
escalera hacia la inmortalidad estaba frente a él. La última gran pelea de Cyd
de Ofiuco. Con el silencio de sus compañeros fue subiendo peldaño a peldaño
para quedar frente a frente con su rival final. Incluso con el temor que sentía
frente al momento, se recordaba humano. No un dios.
Sagitario
estaba con los brazos cruzados y sus ojos cerrados meditando, tomando las
últimas bocanadas de aire pasivo. Luego del primer paso de ambos, solo tendría
un final posible.
El
final estaba cada vez más cerca, las constelaciones de Ofiuco y Sagitario
danzaban en lo distante del cosmos entre sí, una marcha épica de romántico
estilo. Las miradas de ambos continuaban con esa pequeña llama de determinación
que se iba apagando cada vez más. Ambos eran ideólogos de esta nueva era de
destrucción. Ambos con el mismo plan, solo uno lo podía llevar a cabo.
Cyd
tomó la banda con la que Agus se ataba el cabello y se la puso en su frente. Con giros veloces para no perder de vista a su enemigo, el
Styler se retiró de su trance lentamente; todos los violines de su mente se
apagaron para volver a la realidad.
Virgo salió
de su escondite para admirar a la distancia el combate que se estaba por
realizar. Detrás de ella, todos los éxiles de todas las generaciones. La expectativa
era tal, que sus almas pudieron volver un día más, para ver el último combate
de esta intensa guerra que llevaban a cabo. Cáncer la tomo en brazos, en un
gesto de ternura infinita.
La mano
de Cyd comenzó a llamear en cámara lenta, una pequeña chispa que nunca antes se
había visto, un núcleo de energía y poder que aumentaba de tamaño levemente. La
sonrisa del éxile, característica de expectativa no demoraría en llegar. Luego
solo quedaría un dialogo de despedida en caso de perder, para terminar de una
vez por todas con la guerra.
El único
árbol que quedaba en la ciudad, ondeaba su última hoja. Que se fue
desprendiendo anunciando el comienzo del invierno. Lentamente fue ondeando para
quedar, irónicamente, en medio de ambos. Al caer, fue desintegrada por el poder
de ambos titanes de la historia bélica.
No hubo
gritos, no hubo diálogo. Ambos tomaron ese detalle de destrucción final, como
que la tierra aclamaba el comienzo de la batalla.
Cyd corrió velozmente sin titubear ninguno de
sus pasos. Ya conocía la respuesta interna a su pregunta. Él era quien debía
matar a Sagitario y hasta allí llegaba él, una acometida suicida en la que
dejaría lo poco que quedaba de su instinto animal. Lo poco que era él, por el
bien común de todos. La primera vez que luchaba por algo que no fuera solo “sus
motivos”.
Sagitario
lo esperó, con su guardia en alto y su sonrisa desvaneciéndose poco a poco. Esa
sonrisa casi de ternura, que transformaba al dios en diablo, en mártir. Con
esas pocas pisadas de distancia ambos dejaron que sus mentes perecieran para
dejar lo único que les haría vencer. Sus ansias de victoria.
Ambos
puños se cruzaron y explotaron en un destello sonoro, como el anuncio del
comienzo de una guerra. No era una simulación, era el destino de todos en los
puños de los dos más fuertes.
Te falta saber quién es K'un... "ella" siempre gana... siempre!
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