domingo, 4 de marzo de 2012

El parque Rivera (Viejo Verde)

Lanzó su cigarro y salió de la patrulla con el silencio sepulcral de la muerte en el aire, ese hedor que tanto conocía y tanto le gustaba, era el hedor del trabajo por concluir, la impotencia en su maximo exponente. Una sonrisa que pocos entenderían surgió de su rostro y miró al novato. Matías le miraba preocupado, ¿realmente estaba cuerdo?, costaba creerlo.


Se apoyo contra la patrulla y espero que apareciera el famoso "Dr". No era lo que esperaba para el trabajo, a fin de cuentas le gustaba hacer las cosas de forma individual. Solo job. Eso le había hecho una persona esencial en su país natal, ahora lamentablemente estaba para enseñar a un chico que, bien intencionado, al menos sabía distinguir el mal de cualquier forma, no tanto combatirlo.


La única persona que en este momento dependía de él, estaba al otro lado de la ciudad, tomando un Whisky y pensando en drogarse. Taz, le mantenía la droga a cambio de información que a él, poco le costaba conseguir. Nyeri, así le decían, así le llamaba el oficial. La paga era buena y justa, sobretodo oportuna y puntual. Siempre llegaba en el momento justo con una gran confiscación de merca (nombre para la cocaina en ese país). Una buena dosis, hacía que cualquiera se olvidara de lo que pensaba en ese momento.


Estaba esperando esa llamada, mientras esperaba al doctor, todo era una puta espera. Estaba molesto, el chaval había dejado escapar a un criminal en potencia delante suyo, ¿cómo era eso posible?, se suponía que era un anciano, no podría haber actuado allí, a metros del novato sin que se percatara. Taz además del hedor a muerte, sentía un olor particular, corrupción, el unico que hacía retroceder a un zorrillo, era realmente apestoso. El viejo verde, tenía gente dentro del sistema judicial Uruguayo, no cabía la menor duda. No podía haber huido de un niño que no llegaba a los veinte años con su estado fisico.


En eso sonó el celular del oficial americano que sonrió al ver en el captor de quien se trataba. El maldito invento de la llamada internacional le pasaba factura nuevamente. Le hizo un gesto a su compañero de que se mantuviera en silencio, sacó su arma y la destrabo, para sorpresa del novato que con platos oculares admiraba todo.


-¿Qué quieres Alice?- indagó Taz con voz agría en un ingles fluido y bien pronunciado.
-¿Cómo?, tú debes responderme como lo que soy, tu ex mujer mierda.
-Lo que digas, ¿qué deseas ex mujer?
-Noemi, me ha preguntado por tí esta tarde- Noemi, era la hija de Taz, el autentico sueño humedo de los adolescentes pre-sexuales de su colegio. La unica persona porque la que Taz dejaba su mundo de mierda. -Me ha preguntado cuando es que puede ir para allí.


En eso, sonó un disparo, tan cerca que aturdió a Matías. Miró sorprendido a su compañero que aun tenía el arma en el aire y con una sonrisa muy lejos de la cordura. El segundo disparó le obligo a soltar un insulto en voz alta. ¿Qué carajo estaba haciendo?


-Oye, Alice. Esto esta jodido, ¿puedes llamarme luego?
-¿Estas en el medio de un tiroteo hablando conmigo?
-Pues... -miro a su compañero de reojo y le guiño un ojo- sí.
-Vale, suerte- termino la ex mujer con voz preocupada.
-¿Que estas haciendo?, boludo, casi me dejas sordo- dijo Matías una vez hubo bajado el celular.


Taz le hizo un gesto con el indice y miró el parque desprovisto de toda pasión. No era un lugar feo, tampoco era uno donde tener sexo, como se tenía, fuera algo tan placentero. En fin, la gente precisaba del sexo como el drogadicto la droga. Punto. Comenzó a discar un numero de su celular en silencio y aprontó su tarea de profesional experimentado.


-¿Hola?- preguntó una persona con la voz grave y fuerte.
-Hola Sam, te habla Ruperstin- lo dijo farfullando es profeso para evitar que su compañero le escuchara el nombre codigo.
-¿Qué pasa Ñery?- preguntó el fuerte con confianza asumida.
-¿Qué tienes para mí, Sam?
-Hay mucha gente preguntando por acá y por allá sobre el último disturbio en el clasico- Clasico de futbol, Peñarol contra Nacional- el que tú has causado claro.
-De eso no hay nada en la televisión.
-Porque no es algo que se quiera hablar, tene cuidado Ñery, se andan preguntando como un norteamericano llegó a esas instancias de VIP, ¿sacas?
-Sí, ¿sobre el verde tienes algo?
-Nadie sabe nada de él, es lo que se llama, una sombra.
-Sí... Seguro, una sombra- dijo Taz de forma sombría mirando el Chevrolet Astra de color turquesa que llegaba y estacionaba al lado de la patrulla. -Oye, debo colgar, ¿sabes?, ha llegado el doc.
-Pfffff... Suerte entonces, no te olvides de traerme eso amista.
-Tú tranquilo yo nervioso- contesto Taz cortando la llamada y mirando al anciano con mirada cristalina que salía del coche con cara de funeral.

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