jueves, 19 de julio de 2012

El ataque a la emergencia (Día-Z)

El viento nos sacudía rápido por la entrada de Camino Maldonado, la cantidad de autos destrozados en medio de la carretera hacía que nos preguntáramos como les estaría yendo a los que iban en auto, yendo en moto teníamos esa única ventaja de poder esquivar coches con mayor facilidad y gracilidad. Queríamos hacer todo enseguida, el aire putrefacto y denso, cargado de humedad sangrienta nos tenía ya muy agotados, nos recordaba la huida desesperada que habíamos tenido en pos de un futuro que ahora estaba más inseguro que nunca, no veíamos un signo de vida delante. Tal vez aquella fortificación que dejamos atrás para traerle suplementos que nos harían durar más.

Pero lo único que nos preocupaba era el hecho que los zombies continuaran allí, deshidratados y destruidos por la falta de comida, pero estaban allí, eran más lentos que antes aunque continuaban siendo un peligro en masas mayores. Parecían ser una versión reducida de lo que se creía al principio que podria haber sido, ahora al mirarlos me daba cuenta, aun contaban con un monton de sus facciones humanas impregnadas en sus cuerpos putrefactos. En un virus avanzado y de buena calidad se hubieran convertido en monstruos, era esto acaso, ¿una especie de beta?

Muchas preguntas que me plantee en todo el camino hasta la Medica Uruguaya, era el lugar a preferir para la elección, allí habría medicación para cuidar a nuestros enfermos y además la ventaja de algunos alimentos que aunque no fueran de primera calidad, cumplian su labor y además, eran muchos. Esas pequeñas cosas nos hicieron encaminarnos a uno de los lugares más poblados de la ciudad, donde seguramente hubiera más de esas criaturas en la vuelta, bajo la seguridad que entrariamos y saldriamos llenos de provisiones para sobrevivir un largo tiempo.

Dejo la moto estacionada en el lado de la emergencia, impenetrable para esas criaturas, nos daría la ventaja de un escape. Seguía yo preocupado porque no veía a nadie que alentara tener una vida y no hacía tanto tiempo que nos habiamos ido, unos meses y nada más. Unos meses... ¿Ese había sido el tiempo que le había llevado a la humanidad a perecer? Mierda.

Saque la Glock de la cartuchera y la deje en mi mano, era lo más prudente ante esta situación porque no estaba seguro que habría detras de la puerta número uno. Hacer silencio, decían que era lo más prudente, en un caso de vida o muerte, el silencio es la ultima de tus preocupaciones; Es más... Prefieres el sonido porque te asegura que aun sigues vivo.

Lukz dejó oculto el vehiculo y yo pensaba en muchas cosas, sobre todo en el hecho que una vez decidí que el ruido era valido, recordaba que la moto había entrado dentro de un espacio cerrado que ocasionaba eco en todas partes. Todas las bestias vendrian hacía nosotros, las de dentro del edificio seguro.

Recuerdo que el sonido del silencio me hablaba en voces paranoicas que rondaban mi cabeza y me amenazaban de muerte, el olor a carroña que nos rompía las narices. La reacción de Lukz, superior a la mia, tomando su rifle Remington con mira firmemente y sin gritar, el aire era denso y nuestros pasos estaban perdiendo fuerza. La voluntad de nuestra supervivencia era lo que nos quedaba.

Los habíamos llevado a todos a nuestra muerte, cientos de esas criaturas estaban bajando la calle principal de entrada al garage y nuestra unica chance de sobrevivir sería atrincherarnos dentro de la emergencia, teniendo en cuenta que habría otro centenar más dentro. Tragué saliva y toque mi espalda, donde mi escopeta recortada esperaba ansiosa que la usara por una vez.

Habíamos practicado con algunos animales muertos, era mejor conocer la sensación de estar disparando a carne que a un trozo de papel... Estaba al lado de la entrada de la emergencia junto con Lukz que cada tanto disparaba a alguna cabeza, sacandome la conciencia unos segundos.  El rostro de Agus danzaba en mi cabeza, recordaba su cuerpo y su dibujo en la sombra de la noche en mi cama, mi velocidad fue mayor y entré como una exhalación, rezando que tuvieramos una forma de escapar, ya podriamos coger otro vehiculo para nuestra huida.

La respiración se me cortó al ver que no eramos los unicos allí, dos personas me miraron, con su mirada perdida y putrefacta en el asco de la vida que viviamos.

-¡Sal de nuestro rango de tiro imbecil!- me gritaron y agarré a Lukz para llevarmelo hacia la entrada a la puerta numero uno, la que tanto temía.

Antes de poder reaccionar ya había gastado las dos balas de la escopeta y estaba cubierto de la sangre de las tres criaturas que había, era un salón frio con un color gricaseo que se caía en el moho. Era nuestra mejor oportunidad o al menos era si la mia.

-Lukz, vas a tener que posicionarte junto a los nuevos... Yo desde acá con la escopeta a poco rango de distancia tengo más oportunidad de llevarme a algunos.
-¿Estas pensando en combatir?...
-Sí.
-Bueno... No era mi idea de entrada a la emergencia pero precisamos acción- contesto y enseguida se hecho un trote corto para ocupar su posición.

Dentro del cuarto, solo. Mi claustrofobia aumentaba cada vez más, podia sentir el eco de mi respiración, mi presión que explotaba en mi cuello amenazando con sacarmelo. Todo se volvió oscuro en mi memoria, una parte de mi realmente deseaba reprimir lo que ibamos a hacer. Con una imagen fotografica el primer zombie coloco su pie en mi rango de disparo, estaban esperando mi aviso, mi acción, "The initiator".

Disparé cuando vi dos pares más de pies, las dos balas arrancaron de cuajo la mitad del cuerpo de las bestias y rapidamente todo se lleno de gritos y polvora. Era como en un videojuego, las oleadas llegaban una tras otra y los insultos eran una cosa común; Salvando que acá nuestra vida estaba en juego y nuestros insultos eran de odio autentico ante cualquier error que pudieramos tener.

El bolso lo tenia Lukz, así que me quede sin balas casi enseguida, los tres cargadores de la Glock y las dieciocho balas de la escopeta se esfumaron en la primera oleada. Esta vez un frio sudor recorrió toda mi espalda y sacudió lo que quedaba de humanidad dentro mio, tendría que pasar por esa puerta, no importaba como y llegar a las balas.

Antes que pudiera pensar en una forma de hacerlo, una luz de iluminación barata se mostró. Dos cajas de balas que salieron directo a la puerta reventandola en un sonido sordo. Lukz al rescate... Sonreí.

Mientras cargaba las balas dentro de los cargadores de la Glock escuchaba los gritos y la cantidad de cuerpos que había en el suelo, creando una pequeña montaña que nos servia como muro de contención... El olor era insoportable, extrañaba mucho fumar por el simple hecho de no tener que sentir nada de esto, el primer zombie se asomó a la puerta viendo el flanco libre para atacarme, veía a traves del vidrio como intentaba pentetrar en la entrada.

Nuevamente una oleada de gritos, de porque la criatura estaba allí, ¿como era posible esto?, le meti un puñetazo y empecé forcejear con mi vida para mantener la puerta cerrada, mientras las cabezas de las criaturas salian despedidas en jugos grises de sus propios cerebros destruidos. El pandemonio estaba desatado y quedaba el otro centenar que vendría por la espalda.

Todo oscureció en mi mente mientras girabamos nuestras caderas prontos para la siguiente oleada, la ultima oleada, la que llegaba desde dentro de nuestros corazones.

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